sábado, marzo 31, 2012

Sufriendo II

Hubiera querido decirte tantas cosas,
querría haberte nombrado lo innombrable,
haber contado todas las estrellas del
universo y decirte sus nombres.

Describir la curva boreal de tus sueños
y despertar con la mejilla en tu frente.

Pero tengo el corazón vacío
y las manos empapadas en la
salubridad de las lágrimas.

Tengo el pecho lleno de fuerza y
el ánimo roto para levantarlo.

Se me quebró la espalda,
se me fue el valor,
se me quemaron las alas,
se me acabó el amor.

Sufriendo

Me marchito temblando de dolor,
sintiendo el vacío del corazón,
teniendo alejado lo que es querido
y aún teniéndolo cerca sintiéndolo
a muchos kilómetros lejos de tí.

Sólo querría el calor de la luz
de la sinceridad, si esta fuera
bondadosa conmigo, a cambio
sólo recibo los puñales de la traición,
me recuerdan que no existe
la pureza en nosotros,
sólo la corrupción de aquellos
que nos rodean y de nosotros mismos.

Decir que tengo roto el corazón es poco,
decir que ya no volveré a sentir amor es nada,
ni siquiera me consuela mi vida,
y cada vez veo más cercano el inevitable final.

Ya no pido una salida,
tampoco pido ninguna solución y
mucho menos una ayuda.
Me conformo con la desesperanza,
abrazo el dolor como el preso
se acostumbra a su celda a base de
abrazar los barrotes.

Vaya adonde vaya el dolor está conmigo
y haga lo que haga cada vez veo más cerca
el inevitable final.

Los años pasan y el dolor, lejos de alejarse
sigue latente y se acrecenta sabiendo
que la tristeza nunca abandonará
mi cuerpo ni mi alma.

viernes, mayo 28, 2010

Here's My Hell - Este Es Mi Infierno

Ojos abiertos de par en par
Todavía cerrados para ver
Corazón abierto de par en par
Todavía demasiado frío para sentir

Esto es todo lo que queda de mí
Una mente congelada
Una sombra de lo que podría ser
Esto es todo que puedo ser hoy

Esto es todo lo que desafío a ver
Con fé rota
Asustada porque me hiera
Esto es todo lo que dejaré entrar hoy

En silencio grito
Para el dolor de mis heridas

Congelado
Cerrado
Los demonios no me engañarán
Orgulloso
Temeroso
Debo hacerles frente

Ojos abiertos de par en par
¿Desafío a ver?
Corazón abierto de par en par
¿Desafío a sentir?


Esto es todo lo que quiero ser
Mente fuerte pero luz para hacerme
ver
Esto es todo que deseo para hoy
Esto es lo que me pondrá en libertad
Con la nueva fuerza combato con mi agonía
Esta es mi esperanza para hoy

Con ojos ampliamente cerrados
Río y falseo

Oye el tiempo, tic, tic, tic...
Déjame intentar...
¡Aquí está mi INFIERNO!

Bienvenidos a mi dolor, mi ira, mi desprecio
Donde los demonios moran
Bienvenidos a mi desprecio, mi miedo, mi desdén
Bienvenidos a mi infierno personal

Congelado
Cerrado
Los demonios no me engañarán
Orgulloso
Temeroso
Debo hacerles frente


Disco de ReVamp


Como todos sabrán, la anterior banda de Floor Jansen (After Forever) se separó para disgusto de muchos. Ahora Floor Jansen contraataca de nuevo (por fin) con una nueva banda ReVamp, que sigue un poco los trazos de After Forever pero un poco más heavy y un tanto menos sinfónico. El estilo musical sigue siendo metal sinfónico, pero no suenan a After Forever. Floor no se centra tanto en cantar lírico. El disco está genial, empezando por "Here's My Hell" para mi la mejor canción del disco y después como canción tranquila por excelencia está la nostalgia de "I Lost Myself". Descargadlo y disfrutadlo.

http://rapidshare.com/files/390416731/r3v4mp-rev4mp2010.rar

Mirror:
http://hotfile.com/dl/44187205/2b6e74e/r3v4mp-rev4mp2010.rar.html

http://www.mediafire.com/?jtnlywbik2y



sábado, noviembre 01, 2008

Instantes - Don Herold

Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.

(autor: Don Herold, adaptación: Borges)

sábado, septiembre 13, 2008

Dies irae, dies illa

Movió la cabeza en un rápido movimiento, repetitivo y constante, mordiéndose las uñas hasta el punto de desgarrarse la carne, descarnándose los dedos con los ojos abiertos como platos, engullidos en la nada y la boca repiqueteando al son del frío que ni siquiera se molestaba en sentir.

La piel se le iba quedando entre los dientes de un modo más que desagradable y sus dedos descarnados, destrozados en carne viva palpitaban al son de cada latido tan solo con el rozar de la brisa.

Ahora se dedicaba a rascarse compulsivamente los gemelos dibujando cada uña una fina línea blanca que poco a poco va pasando a ser roja. Sus manos se movían mostrando las uñas como garras de un animal salvaje en un incesante movimiento agarrotado, reptante y compulsivo, era imposible pensar en detenerse, de hecho, era imposible no pensar en ello una y otra vez y cuando más lo pensaba más se enfurecía y el movimiento se volvía más y más violento hasta el punto de que la sangre empezara a gotear junto con el grito que nacía en la garganta, se ahogaba en la boca hasta morir finalmente en sus labios y esa mudez era la culpable de que ahora se le antojara que tenía la boca cosida y una mano ensangrentada y despellejada se la empezó a pasar por los labios, manchándoselos del rojo carmín de la sangre.

De súbito, en un falso arranque de lucidez se puso en pie tan rápido como pudo para avanzar unos pasos tomando a Murray entre sus manos, quedando este a su vez teñido en su propia sangre con lo cual, una sonrisa malévola pareció dibujarse incluso en un rostro sin labios.

Anduvo no mucho rato, el suficiente para encontrar un objeto punzante, ¿lo encontraría allí? Unas tijeras, un cuchillo de carnicero quizá...

Cualquier cosa le valía para llevar a cabo su objetivo suicida porque aunque pareciera calmada ahora su interior era una encrucijada de las más terribles sensaciones humanas y no humanas. La pequeña psicópata megalómana ezquizofrénica buscaba algo con lo que ayudarse y esperaba encontrarlo no lejos de allí.

Hubo de cruzar un río y ni siquiera el agua gélida la sacó de su trance, era imposible despertar una mente muerta, imposible querer despertar algún atisbo de cordura en un corazón podrido: carecía de la empatía necesaria para comportarse como debiera una señorita y era incapaz de aceptar las ideas preconcebidas del mundo. En su cabeza una sola fijación, una obsesión constante y reiterada, repetitiva en extremo le taladraba la cabeza.

Presa de la frustración la tomó con sus brazos, la mano derecha rasgaba el izquierdo y la siniestra a su vez su brazo derecho. Así fuertemente, con toda la uña al descubierto se rascó y rascó, arañó hasta lo más profundo y no paró hasta que la sangre brotó como si buscara queriendo vaciarse el corazón.

Entró en el camposanto atravesando las típicas verjas chirrantes sacadas de una película mala de terror, el recinto sagrado donde en el suelo yacía una cruz metálica de las que se usan para marcar la tumba de algún desgraciado y le vino de perlas puesto que la punta era lo suficientemente afilada como para clavarla en la tierra sin que siquiera las lluvias la arrastraran. La sujetó con ambas manos, primero se deleitó torturándose con el extremo afilado por el cuello y después quiso intentar morir clavándosela en el estómago a plena luz de luna. El invento no funcionó, no estaba muerta, se despertó tras no se sabe cuando rato en un charco de sangre, yacía tirada en el suelo con el cuerpo empapado, pero había despertado, "¿porqué?" se preguntaba mientras clavaba sus ojos debilitados en las cuencas vacías de Murray, el cual parecía mirarla desde su posición en el suelo, empapado en su propia sangre "porque tú, ya estás muerta" sonó como trompetas celestiales en su mente de la mano de la divina providencia.

En efecto su propia conciencia, la que la torturaba con esa bipolaridad le había respondido, es decir, se había respondido a si misma porque estaba pirada y sufría de doble -o triple- personalidad.

Era surrealista ver una niña con una cruz metálica de hierro forjado atravesándola de lado a lado, tirada en el suelo empapada en su propio charco de sangre y justo frente a su cara a unos cuatro palmos una calavera de niño frente a si. Permaneció así cual sirena varada en una playa sin nombre y ni siquiera brotaron lágrimas en sus ojos, cuan triste escena, ni un grito, ni una lágrima, solo silencio...el silencio sepulcral de la muerte.