viernes, agosto 15, 2008

Breves confesiones susurradas

"Cuéntame pequeña, en qué se ha convertido esa mirada ausente que antes fuera un mundo,
esa voz ahora amarga cuando no era más que un estallido de amor,
por qué ese pecho sofocado, cargado de asfixante soledad cuando antes nunca te había preocupado,
cuéntame de qué modo has podido apostar tus ideales en una partida perdida,
qué insolente locura te ha llevado a no razonar
sin poder perdonar a los que te han llevado a ello."

-El mundo padre es quien me ha sesgado la garganta con la ardiente bofetada
de la importuna verdad una vez más,
insoportable se torna el dolor de la desidia y el olvido,
amargas las lágrimas que me hace derramar así como fría la sangre que recorre mis venas,
demasiado cargante la desazón que en este día me acosa
y mi alma imperturbable se sigue desgarrando sin quejarse,
¿por qué la demora a la muerte? No hay razón.

"Hay razón porque hay FE hija mía."

-Padre, la fé no me devolverá esta vez la vida ni restaurará mi honor mellado.
No es consuelo ni consejo, ni siquiera misericordia divina, tan
solo os busco a vos ser carnal pero más fiel que un perro confiado, más aférrimo que los propios valores que profesa y más mundano que los que condena. Mas no Padre, ya no juzgo ni atiendo a mis designios sin dar nada por perdido más de lo que gané pero no me importa, esta debe ser mi última parada a merced del amparo del Señor exista o no su aura pura y benevolente porque me he dado cuenta de que no existe nada decente ni que debiera ser considerado por su más mínimo valor.

"Descansa pues en paz hija mía y renace mañana de tus cenizas, ahora duerme."

No hay comentarios: